lunes, 7 de marzo de 2016

Educación en la época de los Conservadores y Liberales.

En la educación mexicana existen dos corrientes a partir del siglo XX la de los conservadores y los liberales. Por lo que se advierten dos políticas opuestas en la educación, a manera de reflejo de esas posiciones contrarias, los conservadores sostenían la enseñanza religiosa, los dogmas de la Iglesia católica, el principio de autoridad eclesiástica y civil, la idea de que nuestra nacionalidad dio principio en la conquista española etc., los liberales se empeñaban en la plena libertad de enseñanza, el término del monopolio en la educación, una instrucción basada en la ciencia, la popularización de la enseñanza, principalmente de la primaria, la democratización de la instrucción superior, la obligatoriedad de la enseñanza y el laicismo como oposición a la educación de los dogmas religiosos.



Las grandes transformaciones que se dieron en el siglo XVIII llevaron a una nueva concepción de Estado y de Educación. “La educación pública como el instrumento mediante el cual todo estado trata de formar hombres capaces de dar solución a los grandes problemas de la nación”. En el marco de la educación pública, el Gobierno atiende en particular la educación elemental y la formación de profesores. En 1857 se incluyo en la Constitución Política Mexicana Art. 3°. la enseñanza es libre, así como se determino qué profesiones necesitan Título para su ejercicio. Quedando establecido el 15 de Abril de 1861 y esta ley fue expedida por Juárez.

El panorama de la educación superior durante el porfiriato se presenta como una imagen desoladora. Los ideales postulados por los liberales, en años anteriores, en pos de popularizar la enseñanza languidecen entre las escasas instituciones que acogían a unos cuantos estudiantes. De los 9 millones de habitantes que existían en el país, en 1880, más del 80 % estaban condenados a la ignorancia y a la pobreza, la mayoría de las Universidades mantenían suspendidas las cátedras desde tiempos de la Reforma. Los institutos de enseñanza superior, creados por el estado, no lograban aun consolidarse como instituciones sólidas en la calidad y sistematización de la docencia. Sin embargo se crea la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, encargada de formar personas que atiendan los niveles básicos (primarios) y medio (secundaria). Durante el porfiriato antes de dar paso a lo que es la escuela normal, se tenían que emplear maestros empíricos. Primeramente en 1879 se fundaron en el Distrito Federal dos academias de profesores predecesoras de la Normal y en 1882 Joaquín Baranda manifestó que “el pensamiento dominante del gobierno” había sido y era “el de la fundación de una escuela Normal para crear, enaltecer y recompensar dignamente al magisterio”. Acordó entonces, junto con el presidente Manuel González, que el periodista, escritor y maestro Ignacio Altamirano, cuya trayectoria en materia educativa era bien conocida, formulara un proyecto de organización de la Escuela Normal de Profesores.

Durante el porfiriato esta disciplina obtuvo un nivel de aceptación rápida por parte de la sociedad debido a que la conjunción de maestro, pedagogo y escritor en una sola persona era motivo de ostentación y orgullo y esta fue una de las características primordiales de los profesores de las escuelas normales. En aquel entonces los planes de estudio de la Normal estuvieron mejor planeados, en cuanto que dieron al estudiantado una educación integral, es decir, científica, humanística, física, manual y artística, motivo por el cual fue la carrera más popular durante el porfiriato. Las cifras reflejan el grado de aceptación de esta carrera, hacía el año 1900 había en la república alrededor de 8000 maestros y a pesar de la proliferación de las escuelas normales nunca hubo suficientes maestros. Lo paradójico de tal situación es que a pesar de la demanda laboral, existía una escasez de plazas y los salarios bajos asolaron a los normalistas durante el porfiriato. Díaz hizo muy poco para aumentar los salarios, a pesar de que Justo Sierra estaba consiente de la situación precaria del magisterio, lo que provoco descontento del magisterio con el régimen porfirista, que no dio respuesta a sus demandas y legitimo la actuación de parte del magisterio como grupo intelectual disidente.

En 1885 el pedagogo suizo Enrique C. Rébsamen empezó sus disertaciones públicas ese mismo año en Veracruz, a partir de la idea de que nuestro país necesitaba consolidarse políticamente sobre la base de la unidad intelectual y moral. Dividió a la Pedagogía en: general, histórica y práctica, y distinguió entre educación e instrucción, entendiendo a ésta como simple adquisición de conocimientos, mientras que aquella significa desarrollo gradual y progresivo de las facultades humanas.




Bibliografía: http://www.historiademexicobreve.com/2014/06/liberales-y-conservadores.html

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