lunes, 7 de marzo de 2016

Educación Mexicana.


La educación pública recobraba el carácter de una preocupación fundamental. Para cumplir esta meta, las ideas positivistas introducidas en México por Gabino Barreda adquirieron importancia. En adelante la educación se basaría en los principios de la ciencia, inspiradas en la filosofía de Augusto Comte. El Presidente Juárez confirió a Barreda la responsabilidad de elaborar un programa educativo.

El positivismo se convirtió indispensable para orientar la educación hacia el progreso, sólo así, se pensaba, se cumpliría el ideal liberal de libertad científica. En diciembre de 1867 el gobierno de Juárez expidió la Ley de Instrucción Pública, en la que se reglamenta el carácter gratuito y obligatorio de la enseñanza elemental, con base en la cual se funda la Escuela Nacional Preparatoria como la institución más representativa de la nueva orientación de la educación.




Gabino Barreda consideraba que la educación debía mostrar la verdad en todos los aspectos, para formar la conducta, logró preferentemente en la Escuela Nacional Preparatoria donde se enseñaba a los alumnos a observar, experimentar, razonar sin recurrir a la teología o a la metafísica, tenía el propósito fundamental de formar la burguesía mexicana  que se constituyó de individuos cuyos conocimientos e ideologías los hacían más viables a conductores de la economía del Estado. En las escuelas del porfiriato, la variable fundamental para el cumplimiento de los programas constituía el Maestro.
De acuerdo a los propósitos de los políticos porfirianos, la inspección y la capacitación de los docentes constituía la garantía del programa.

La creación de escuelas normales fue producto de los Congresos de Instrucción de 1890, históricamente la Escuela Normal de Profesores resultó de la conversión de una preparatoria para mujeres que funcionaba en la capital; en esta misma ciudad en 1887 el Gobierno Federal inauguró la Escuela Nacional de Profesores. En la fundación de estas instituciones y de la mayoría del interior de la República, fue clara la influencia del modelo de escuela normalista norteamericana; tan fue así que los programas de las escuelas normales eran revisados frecuentemente para mantenerlos al día con la pedagogía del momento en Europa y Estados Unidos y para estudiar con mayor detalle los aspectos prácticos de la enseñanza en sí misma. Durante el período de fundación de escuelas normales que abarcó las dos últimas décadas del siglo de referencia, varios gobiernos estatales enviarían a maestros mexicanos a perfeccionarse a escuelas normales norteamericanas. Hacia el final del porfiriato, algunas escuelas normales contribuyeron en la tarea de crítica hacia la dictadura.




La Educación Preparatoria: la preparatoria constituyó la institución ejemplar del porfiriato que procuró su establecimiento en todos los Estados, las preparatorias al igual que los liceos mejoraron sus contenidos y sus instrumentaciones didácticas fundadas en las ciencias físicas y naturales.

La Educación Normal: en el proceso de la fundación de las escuelas se observó la influencia de las instituciones normalistas norteamericanas, tanto en su currículum como en su administración, todo ello en razón de que los pedagogos mexicanos recibieron importante formación en aquel país. El programa del desarrollo de las facultades que se trató de implantar en México, tropezó además de la insuficiencia de los presupuestos educativos de algunos Estados, con una realidad de tres siglos de lealtad de las masas hacia la Iglesia, que se trató de transformar en lealtad hacia el Estado.

La situación de los Maestros: durante el porfiriato, los maestros ocupaban una posición muy contradictoria al interior de la estructura social; en tanto crecía la demanda de maestros, sus condiciones de trabajo, su prestigio social y sus salarios permanecían bajos, los maestros que trabajaban para el gobierno federal percibían mensualmente 50 pesos en tanto que los municipales ganaban la mitad. Los maestros que percibían los más altos salarios, residían por lo general en las ciudades más grandes, en contraste con los maestros rurales, cuyas bajas percepciones se justificaban por el bajo costo de la vida en las comunidades rurales. Por norma, podría aceptarse que los bajos salarios se debían a las dificultades de los presupuestos nacional y regional, además de que todavía la educación pública y la enseñanza no eran aceptada como válida por la sociedad. Realmente en la práctica lo que se pretendió al final del porfiriato, y por muy sobradas razones, muchos maestros eran agudos críticos del régimen y de sus ideólogos, empleando las mismas aulas para difundir los problemas de los opositores al porfiriato.



La destitución y el exilio a París de Porfirio Díaz se logran en 1911. La nueva preocupación política era conformar un gobierno republicano y democrático capaz de satisfacer las demandas populares. La situación del sistema educativo nacional reflejaba el ambiente que reinaba en el país. El nivel superior era el más abandonado a pesar de las pequeñas decisiones que tomaban las autoridades docentes y gubernamentales para encauzar la enseñanza propuesta por Justo sierra a fines del porfiriato, principalmente la fundación de la Universidad Nacional de México.


Con la llegada de Díaz al poder, se antecedía un avance económico en el país, sin embargo ese avance económico solo se procuró a las minorías en el poder, nuevamente la educación giro en torno a la situación por la que el país atravesaba, dejando entrever que el grueso de la población eran gente humilde y de escasos recursos, que habían quedado en la miseria después de la lucha de independencia. Díaz se preocupó por incrementar los ingresos económicos y favoreció la educación, pero la educación de los jóvenes nobles, provenientes de familias con cierto poder económico, una vez más la educación entro a un estancamiento. Dentro de todo este caos la educación fue tomada nuevamente por los clérigos, que se convirtieron en cómplices silenciosos de la clase en el poder.

La educación impartida por el estado se vio minimizada por las raquíticas aportaciones que se recibían. La miseria en la que una vez más se sumió el país, hizo que los jóvenes que estudiaban en este tipo de escuelas las abandonaran para dedicarse a las actividades productivas a que eran sometidos para ayudar a su familia a sobrevivir, con esto el analfabetismo crecía constantemente hundiendo a los más necesitados y con más carencias: los campesinos e indígenas que servían a un terrateniente (recordemos que en Europa los terratenientes desaparecieron con el fin y caída del feudalismo). Por otra parte la Universidad Nacional de México trató de buscar estrategias para favorecer el acceso a la educación acción que no brindó frutos favorables.

Con la salida de Porfirio Díaz, del país, quedo un país débil, golpeado en muchos aspectos de su vida social, cultural y políticamente hablando. La educación carecía de una estructura firme, así es que debería de reiniciarse una búsqueda de estrategias que replantearan la enseñanza elemental, la educación artística o de artes se canalizó a través de los museos; mientras que la Universidad se dedicaba a los estudios profesionales. El país en ese momento tenía una preocupación más primordial que atender antes que el de la educación, la reorganización de un país que fue golpeado desde sus cimientos que es la estructura social y su organización económica. 







Bibliografía: http://grupos.geomundos.com/sociedad.universidades/mensaje-historiadelapedagogiaenmexico.html







Educación y Sociedad Mexicana

Cuadro de los aspectos sociales,culturales e institucionales.


Bibliografía: Robles, Martha. Educación y Sociedad en la historia de México. Siglo veintiuno editores. (Decimotercera edición, 1993) pp. 66 - 80. 

La Pedagogia Mexicana.




Una vez que los liberales triunfantes encabezados por el presidente Benito Juárez entraron a la ciudad de México el 15 de julio de 1867, el Ministro de Justicia e Instrucción Pública don Antonio Martínez de Castro dispuso, por instrucciones presidenciales y dentro del marco de la Ley Orgánica de Instrucción Pública, que se formara una comisión, encabezada por don Gabino Barreda, para reformar la educación media. Ilustre médico poblano, don Gabino Barreda había escuchado en Francia las conferencias de Augusto Comte y, entusiasmado por la filosofía positivista, encontró en ese momento la valiosa oportunidad de ponerla en práctica. 




La Escuela Nacional Preparatoria inició sus labores el 1o. de febrero de 1868 en el edificio del Antiguo Colegio de San Ildefonso; su currícula se caracterizó desde un principio tanto por el enciclopedismo como por su estricto apego al método científico, como un medio para superar disputas estériles y conflictos de carácter religioso, que tantos muertos habían ya generado desde que empezó la lucha por la Independencia y aún antes.

La pedagogía positivista y sus promotores, consideraban que era necesario enseñar los métodos de experimentación y deducción a los mexicanos para que dejaran de explicarse mágicamente el universo y la vida social. El hombre debía usar la inteligencia para descubrir, mediante el método científico, las leyes generales del mundo.
La clasificación comtiana de las ciencias jerarquiza a éstas en un orden lógico que va de las más abstractas a las más concretas y complejas, empezando por las Matemáticas y terminando en la Sociología. Esta misma clasificación es recomendada para aplicarse en el Plan de Estudios de la Preparatoria.




El sistema positivista, aplicado a la educación, supone que cada ser humano en lo particular reproduce la historia de la humanidad, por lo que, la mejor educación será una aplicación inteligente de la ley de los tres estados, dividiendo la vida humana escolar en infancia, adolescencia y juventud.

Durante la primera etapa, la educación tendrá que ser informal y sistemática, para sacar al niño de su etapa más primitiva y conducirlo con éxito a la segunda y tercera, donde podrá asimilar conocimientos verdaderos basados en la ciencia. El modelo pedagógico positivista fue tan exitoso, que su estructura básica todavía se refleja en los programas y planes de estudio de las escuelas mexicanas, incluyendo las controladas por el clero católico.

Dentro del exitoso y omnipresente paradigma pedagógico positivista, brillaron con luz propia expertos de muy diversas disciplinas que contribuyeron a desarrollar la pedagogía mexicana; así, el médico Manuel Flores fue el primero en usar el nuevo concepto en nuestro país al publicar su Tratado elemental de Pedagogía en 1887.

En esta obra, el doctor Flores muestra la influencia de Spencer y Stuart Mill, con cuyo auxilio expone las bases de la enseñanza objetiva basada en el "realismo pedagógico", el cual debe poner en juego las facultades del niño, desarrolladas mediante una educación física, moral e intelectual que substituya los antiguos y bárbaros castigos corporales, fortaleciendo la voluntad con medios adecuados y buenos fines.

Sin embargo, el problema de la Pedagogía como disciplina, profesión, campo de estudios y objeto teórico ya estaba en el ambiente educativo mexicano cuando menos desde 1885, cuando en la Escuela Modelo de Orizaba, el profesor de origen alemán Enrique Laubscher fundó una Academia para actualizar a profesores en servicio, mediante un Programa de Ciencias Pedagógicas en donde se hacía una introducción general a la Pedagogía, se conceptualizaban sus componentes principales y se exponían los fundamentos de la enseñanza objetiva.

El pedagogo suizo Enrique C. Rébsamen empezó sus disertaciones públicas ese mismo año en Veracruz, a partir de la idea de que nuestro país necesitaba consolidarse políticamente sobre la base de la unidad intelectual y moral. Dividió a la Pedagogía en: general, histórica y práctica, y distinguió entre educación e instrucción, entendiendo a ésta como simple adquisición de conocimientos, mientras que aquella significa desarrollo gradual y progresivo de las facultades humanas.

El abogado veracruzano Carlos A. Carrillo es ampliamente conocido entre los profesores mexicanos por sus constantes esfuerzos en favor de la educación universal, la reforma escolar y el mejoramiento del pueblo por la escuela. El maestro Carrillo fue traductor, publicista de las nuevas ideas educativas a través de periódicos que él mismo fundó, profesor y funcionario.

El abogado campechano don Joaquín Baranda fue otro educador destacado que, desde diferentes posiciones tales como el Congreso, la Judicatura, el gobierno de su Estado y la Secretaría de Justicia e Instrucción Pública, aplicó importantes medidas para reorganizar el sistema educativo nacional, de las que podemos destacar:

a) Impulsó la instrucción primaria apoyando la formación de profesores;
b) Propuso que por ley, la educación básica fuera obligatoria, gratuita y laica;
c) Convocó y financió los dos grandes Congresos Pedagógicos del porfiriato, que definieron el rumbo de la política educativa del momento.




Don Justo Sierra Méndez, campechano y abogado también, dedicó su vida a tratar de resolver algunos de los grandes problemas educativos de México; como diputado propuso y defendió, hasta verlo convertido en leyes, el principio de la enseñanza primaria obligatoria, gratuita y laica; como subsecretario de Instrucción, presidió y orientó los dos Congresos Pedagógicos más importantes del siglo pasado; como Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, logró la creación de la Universidad Nacional de México, sin ningún nexo con la vieja "Universidad" colonial, y con el apoyo académico de la moderna Universidad de California en Berkeley.


Bibliografía: MARÍN, Alvaro. Historia de la Pedagogía en México. Editorial MARSAG. Serie de Pedagogía y Educación 1996.

http://grupos.geomundos.com/sociedad.universidades/mensaje-historiadelapedagogiaenmexico.html

http://grupos.geomundos.com/sociedad.universidades/mensaje-historiadelapedagogiaenmexico.html

Educación en la época de los Conservadores y Liberales.

En la educación mexicana existen dos corrientes a partir del siglo XX la de los conservadores y los liberales. Por lo que se advierten dos políticas opuestas en la educación, a manera de reflejo de esas posiciones contrarias, los conservadores sostenían la enseñanza religiosa, los dogmas de la Iglesia católica, el principio de autoridad eclesiástica y civil, la idea de que nuestra nacionalidad dio principio en la conquista española etc., los liberales se empeñaban en la plena libertad de enseñanza, el término del monopolio en la educación, una instrucción basada en la ciencia, la popularización de la enseñanza, principalmente de la primaria, la democratización de la instrucción superior, la obligatoriedad de la enseñanza y el laicismo como oposición a la educación de los dogmas religiosos.



Las grandes transformaciones que se dieron en el siglo XVIII llevaron a una nueva concepción de Estado y de Educación. “La educación pública como el instrumento mediante el cual todo estado trata de formar hombres capaces de dar solución a los grandes problemas de la nación”. En el marco de la educación pública, el Gobierno atiende en particular la educación elemental y la formación de profesores. En 1857 se incluyo en la Constitución Política Mexicana Art. 3°. la enseñanza es libre, así como se determino qué profesiones necesitan Título para su ejercicio. Quedando establecido el 15 de Abril de 1861 y esta ley fue expedida por Juárez.

El panorama de la educación superior durante el porfiriato se presenta como una imagen desoladora. Los ideales postulados por los liberales, en años anteriores, en pos de popularizar la enseñanza languidecen entre las escasas instituciones que acogían a unos cuantos estudiantes. De los 9 millones de habitantes que existían en el país, en 1880, más del 80 % estaban condenados a la ignorancia y a la pobreza, la mayoría de las Universidades mantenían suspendidas las cátedras desde tiempos de la Reforma. Los institutos de enseñanza superior, creados por el estado, no lograban aun consolidarse como instituciones sólidas en la calidad y sistematización de la docencia. Sin embargo se crea la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, encargada de formar personas que atiendan los niveles básicos (primarios) y medio (secundaria). Durante el porfiriato antes de dar paso a lo que es la escuela normal, se tenían que emplear maestros empíricos. Primeramente en 1879 se fundaron en el Distrito Federal dos academias de profesores predecesoras de la Normal y en 1882 Joaquín Baranda manifestó que “el pensamiento dominante del gobierno” había sido y era “el de la fundación de una escuela Normal para crear, enaltecer y recompensar dignamente al magisterio”. Acordó entonces, junto con el presidente Manuel González, que el periodista, escritor y maestro Ignacio Altamirano, cuya trayectoria en materia educativa era bien conocida, formulara un proyecto de organización de la Escuela Normal de Profesores.

Durante el porfiriato esta disciplina obtuvo un nivel de aceptación rápida por parte de la sociedad debido a que la conjunción de maestro, pedagogo y escritor en una sola persona era motivo de ostentación y orgullo y esta fue una de las características primordiales de los profesores de las escuelas normales. En aquel entonces los planes de estudio de la Normal estuvieron mejor planeados, en cuanto que dieron al estudiantado una educación integral, es decir, científica, humanística, física, manual y artística, motivo por el cual fue la carrera más popular durante el porfiriato. Las cifras reflejan el grado de aceptación de esta carrera, hacía el año 1900 había en la república alrededor de 8000 maestros y a pesar de la proliferación de las escuelas normales nunca hubo suficientes maestros. Lo paradójico de tal situación es que a pesar de la demanda laboral, existía una escasez de plazas y los salarios bajos asolaron a los normalistas durante el porfiriato. Díaz hizo muy poco para aumentar los salarios, a pesar de que Justo Sierra estaba consiente de la situación precaria del magisterio, lo que provoco descontento del magisterio con el régimen porfirista, que no dio respuesta a sus demandas y legitimo la actuación de parte del magisterio como grupo intelectual disidente.

En 1885 el pedagogo suizo Enrique C. Rébsamen empezó sus disertaciones públicas ese mismo año en Veracruz, a partir de la idea de que nuestro país necesitaba consolidarse políticamente sobre la base de la unidad intelectual y moral. Dividió a la Pedagogía en: general, histórica y práctica, y distinguió entre educación e instrucción, entendiendo a ésta como simple adquisición de conocimientos, mientras que aquella significa desarrollo gradual y progresivo de las facultades humanas.




Bibliografía: http://www.historiademexicobreve.com/2014/06/liberales-y-conservadores.html

Influencias Europeas en el siglo XIX

Durante la última década del siglo XIX, los grupos educados en Universidades Europeas comienzan a transmitir las tendencias empiristas del positivismo. No solo en las aulas sino entre los funcionarios públicos, las ideas cientificistas se propagan en busca de postulados objetivos y experimentales. La concepción de la sociedad como un todo integrador daba pautas de conducta para definir los proyectos que con orden y evolución serian parte integrante de la estructura social mexicana hasta 1910. Los procedimientos metodológicos sometían al riguroso control gubernamental a los elementos que conformaban la lenta dinámica del sistema.

Por otro lado el Colegio de San Nicolás estableció en 1880 la administración de las profesiones conforme modelos franceses que dividían los estudios preparatorios para médicos, abogados y farmacéuticos. Justo Sierra subsecretario de Justicia e Instrucción Publica de 1901 a 1905, y, posteriormente responsable de la Secretaria de Instrucción Publica y Bellas Artes hasta 1911, promovió la reforma integral de la educación mexicana. El maestro Sierra afirmaba, con sus acciones, la convicción de que sin hombres bien preparados se hace imposible el gobierno y el progreso de las naciones. Así las ideas universitarias de una pedagogía social, expuestas por el maestro Sierra, conformaron el marco de actividades docentes y de investigación que habría de tener la Universidad.


En la época de Madero la situación del sistema educativo nacional reflejaba el ambiente que reinaba en el país. El nivel superior era el más abandonado a pesar de las pequeñas decisiones que tomaban las autoridades docentes y gubernamentales para encauzar la enseñanza propuesta por Justo Sierra a fines del porfiriato, principalmente la fundación de la Universidad Nacional de México.


Las manifestaciones de desarrollo de la educación técnica e industrial, durante el periodo de la revolución, se reducían a la existencia de planteles que enseñaban algunos oficios o carreras comerciales a hombres y mujeres. Pese a que la extracción del petróleo mexicano no se daño por el levantamiento armado, al personal nacional que laboraba en esta industria no se le permitía adiestramiento alguno, ya que los técnicos que dirigían las operaciones eran extranjeros.

Bibliografía: http://www.mexiconewsnetwork.com/es/arte-cultura/porfiriato-francia/